¿Qué es un
trastorno del espectro autista?
Los trastornos del espectro autista se refieren a un grupo de
trastornos del desarrollo que incluyen el trastorno autista
(por ej., autismo), trastorno de Asperger, y trastorno
generalizado del desarrollo no especificado (PDD – NOS, Pervasive Developmental Disorder, Not Otherwise Specified,
por sus siglas en inglés). Los niños con un diagnóstico de trastorno del
espectro autista muestran dificultades en tres áreas:
Hay muchos
síntomas diferentes que pueden manifestarse dentro de cada una de estas áreas.
Por lo que dos niños con el mismo diagnóstico pueden tener habilidades
diferentes y pueden comportarse de maneras diferentes.
El rango de
síntomas de un trastorno del espectro autista es amplio. Dentro del área de
comunicación y lenguaje, algunos niños no verbalizan, algunos hablan palabras
solas o frases breves, mientras que otros tienen habilidades verbales
excelentes. Los estilos de socialización de los niños también pueden ser
diferentes. Algunos niños tienen un interés social limitado y tienden a pasar
gran parte de su tiempo a solas, mientras que otros están interesados en ser
sociables pero tienen problemas para hacerlo con éxito. Los niños también
pueden tener un amplio rango de intereses y de conductas repetitivas.
Algunos niños tienen interés en artículos inusuales, como los elevadores o las señales de las calles, o coleccionan objetos inusuales como borradores de lápiz. Pueden tener intereses que son inusuales en intensidad y que pueden o no ser apropiados para su edad. Por ejemplo, un niño puede saber hechos detallados sobre un tema en particular o puede estar interesado solo en un juguete con el que se juega exclusiva y/o repetitivamente. También pueden hacer gestos repetitivos con sus manos (por ej. aletearlas) o gestos complicados con su cuerpo entero (por ej., saltar mientras aletea). Adicionalmente, las dificultades con las transiciones o cambios de rutina son muy comunes en los niños con trastorno del espectro autista.
Algunos niños tienen interés en artículos inusuales, como los elevadores o las señales de las calles, o coleccionan objetos inusuales como borradores de lápiz. Pueden tener intereses que son inusuales en intensidad y que pueden o no ser apropiados para su edad. Por ejemplo, un niño puede saber hechos detallados sobre un tema en particular o puede estar interesado solo en un juguete con el que se juega exclusiva y/o repetitivamente. También pueden hacer gestos repetitivos con sus manos (por ej. aletearlas) o gestos complicados con su cuerpo entero (por ej., saltar mientras aletea). Adicionalmente, las dificultades con las transiciones o cambios de rutina son muy comunes en los niños con trastorno del espectro autista.
Cada niño con
trastorno del espectro autista es único, y debido al amplio rango de síntomas,
no hay dos niños que se comporten igual en las tres categorías de diagnóstico:
lenguaje y comunicación, socialización, e intereses restringidos o conductas
repetitivas.
¿Qué tan comunes son los trastornos del espectro autista?
Los
más recientes cálculos indican que 1 de cada 110 niños es diagnosticado con un
trastorno del espectro autista, y que los niños son diagnosticados 3 a 4 veces
más frecuentemente que las niñas. Algunos estimados indican que 1 de cada 70
niños es diagnosticado con un trastorno del espectro autista. Estas tasas de
incidencia indican que estos trastornos ocurren más comúnmente que el cáncer
infantil, la diabetes juvenil, y el SIDA pediátrico combinados.
Los científicos no tienen actualmente una explicación para el
aumento de los diagnósticos, pero si se sabe que el conocimiento público acerca
del espectro autista ha crecido. Clínicos, investigadores, profesores y
familiares están reconociendo el amplio espectro de síntomas presentes en este
trastorno. La noción previa de que los niños con un trastorno del espectro
autista simplemente no interactuaban o hablaban es anticuada y ha sido
reemplazada por una comprensión más amplia e inclusiva del trastorno, por lo
cual ahora se puede identificar un número mayor de niños que lo padecen.
Además los
clínicos ahora disponen de nuevas herramientas de evaluación que ayudan a
comprender mejor la comunicación, las habilidades sociales y los intereses de
los niños.
Finalmente,
aunque no hay una explicación única para este aumento en la incidencia, los
científicos están explorando el papel potencial de los factores ambientales.