Mi niño también tiene problemas emocionales. ¿Qué debo hacer?
Un gran
número de niños con trastorno del espectro autista experimentan dificultades
emocionales tales como ansiedad, depresión, enojo, y cambios de estado de
ánimo. A menudo, estos síntomas aumentan en intensidad cuando los niños se
encuentran bajo tensión o agobio de un ambiente en particular. Entre los
orígenes de esa tensión se pueden incluir: estar frustrado en el salón de
clases debido a un aumento en la cantidad de instrucción verbal, el ruido
excesivo, o un cambio en la rutina.
La tensión también aumenta debido a las dificultades con la interacción social y al entendimiento de las bromas sociales a menudo tácitas y complicadas que existen entre compañeros. Hay síntomas emocionales que pueden surgir por no tener las habilidades sociales adecuadas, por ser molestados, por ser el foco de bromas, o por reconocer que son "diferentes" de sus compañeros.
Los niños con trastorno del espectro autista tienden a ser ingenuos socialmente y emocionalmente inmaduros, y pueden tener dificultades para interpretar y comprender el complicado mundo social de sus compañeros. Los niños y adolescentes pueden experimentar síntomas de depresión o ansiedad cuando se dan cuenta de que tienen problemas para ajustar su comportamiento social de manera que puedan "encajar."
La tensión también aumenta debido a las dificultades con la interacción social y al entendimiento de las bromas sociales a menudo tácitas y complicadas que existen entre compañeros. Hay síntomas emocionales que pueden surgir por no tener las habilidades sociales adecuadas, por ser molestados, por ser el foco de bromas, o por reconocer que son "diferentes" de sus compañeros.
Los niños con trastorno del espectro autista tienden a ser ingenuos socialmente y emocionalmente inmaduros, y pueden tener dificultades para interpretar y comprender el complicado mundo social de sus compañeros. Los niños y adolescentes pueden experimentar síntomas de depresión o ansiedad cuando se dan cuenta de que tienen problemas para ajustar su comportamiento social de manera que puedan "encajar."
Las técnicas
de conducta pueden ayudar a los niños a comprender, anticipar, y hacer frente a
esos síntomas emocionales. En algunos casos, la intervención psicológica tanto
para el niño como para la familia es útil para desarrollar un plan con
estrategias de intervención específicas que acrecienten las fortalezas del niño
y promuevan la autoestima.
Las estrategias de intervención pueden ser incorporadas en el ambiente del hogar, el entorno de la escuela, y/o actividades extracurriculares y pueden incluir a compañeros y adultos para ayudar a implementarlas. Adicionalmente, tal vez usted quiera hablar con el proveedor médico de su niño para determinar si el tomar medicinas es apropiado.
Mi niño tiene dificultad con las habilidades motoras. ¿Qué debo hacer?
Las estrategias de intervención pueden ser incorporadas en el ambiente del hogar, el entorno de la escuela, y/o actividades extracurriculares y pueden incluir a compañeros y adultos para ayudar a implementarlas. Adicionalmente, tal vez usted quiera hablar con el proveedor médico de su niño para determinar si el tomar medicinas es apropiado.
Mi niño tiene dificultad con las habilidades motoras. ¿Qué debo hacer?
Mientras que
el tener dificultades motoras no es un requisito para un diagnóstico, es común
que los niños con trastorno del espectro autista tengan retrasos de las
habilidades motoras, tanto gruesas como finas. Las dificultades con estas
habilidades aparecen a menudo en las actividades diarias, al sujetar
utensilios, vestirse, cepillarse los dientes, atarse los zapatos, correr sin
problemas, y andar en bicicleta.
Para mejorar las habilidades en estas áreas, los niños, con frecuencia, se benefician de la terapias física y ocupacional las cuales están diseñadas para fortalecer los músculos y mejorar las actividades del diario vivir. Los niños con trastorno del espectro autista pueden beneficiarse enormemente de estas terapias aunque pueden también tener dificultades persistentes a pesar de la intervención constante.
Para mejorar las habilidades en estas áreas, los niños, con frecuencia, se benefician de la terapias física y ocupacional las cuales están diseñadas para fortalecer los músculos y mejorar las actividades del diario vivir. Los niños con trastorno del espectro autista pueden beneficiarse enormemente de estas terapias aunque pueden también tener dificultades persistentes a pesar de la intervención constante.